No podemos vivir sin nuestras rutinas, aunque muchos pensemos que nos aburren, son necesarias en nuestras vidas, a pesar de las veces que las hemos menospreciado o nos hemos avergozado de ellas. Las rutinas, constituyen hábitos, que nos hacen la vida más fácil sobretodo en nuestro quehacer cotidiano: trabajo-casa.
El hombre es un animal de rutinas, incluso cuando cambiamos de hábitat, o de estado físico ya sea a causa de una enfermedad etc..., logramos aclimatarnos y crearnos nuestras nuevas rutinas, acordes con el nuevo espacio o estado físico en el que nos encontramos. Así, nos acostumbramos a nuevos compañeros de trabajo, nuevos hábitos alimentícios, tratamientos médicos etc...
Las rutinas, no son manías ni obsesiones, son pautas que nos permiten organizar y llevar nuestra (insegura) vida por un camino que nos ayuda a no apreciar de forma tan evidente esa inseguridad. En definitiva, nos ayudan a llevar las riendas de nuestra vida.
La Semana Santa suele ser ocasión para encontrar esas rutinas que nos hacen sentir a nivel espiritual y físico más seguros.
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